Los dos estados de Cristo son su humillación y su exaltación.
Tanto la fe como el arrepentimiento son necesarios y al mismo tiempo acciones humanas y regalos de Dios.
Como respuesta a la amenaza del Arrianismo, el Concilio de Nicea formuló el Credo de Nicea.
El primero pecado de los primeros humanos hundió la raza human en el estado de pecado.