Jesucristo cumplió los tres oficios del Antiguo Testamento: profeta, sacerdote y rey.
Desde el vientre del pez, Jonás siguió orando, suplicando a Dios y haciendo un voto de agradecimiento por la salvación que es del Señor.
El profeta terminó su libro anunciando su plan de alegrarse en Dios aunque llegara la calamidad.
Como hijos del día, tenemos que vivir en una forma alerta y sobria, armados de fe, amor y esperanza.