El primer credo declarativo acarca del cual tenemos conocimiento fue el Antiguo Credo Romano.
La vida y la muerte de Cristo satisficieron los justos requisitos de la ley de Dios.
Aunque los Evangelios mantienen un enfoque en Israel, al mismo tiempo enfatizan el propósito de Jesús de extender su salvación a todas las naciones.
Como a una lámpara en un lugar oscuro, necesitamos presentar atención a las Escrituras.