El primer credo declarativo acarca del cual tenemos conocimiento fue el Antiguo Credo Romano.
El día del Señor será no solo una destrucción universal sino también una renovación universal.
La Cena del Señor es no sólo una conmemoración sino también comunión con Cristo.
El apóstol Pedro denunció los falsos maestros de su día, quienes negaron al Señor que nos compró.