El día del Señor será no solo una destrucción universal sino también una renovación universal.
La iglesia es una, santa, católica y apostólica.
La historia nos enseña lecciones importantes sobre los costos, las bendiciones y el fin de las misiones.
Aunque el Señor va a venir como ladrón en la noche, no sorprenderá a los que son del día y no de la noche.