El día del Señor será no solo una destrucción universal sino también una renovación universal.
En dos listas tenemos, por un lado, los resultados de vivir según la carne y, por el otro lado, de vivir según el Espíritu.
Dios convirtió pasitos de fe y de obediencia en una bendición enorme.
Los cristianos pueden estar seguros de su elección y de su entrada en el reino eterno de Cristo.