El día del Señor será no solo una destrucción universal sino también una renovación universal.
Como advertencia para los falsos maestros y consuelo para los cristianos, Pedro demostró que el Señor sabe juzgar y rescatar.
Si la ley no abroga la promesa y no salva, ¿para qué la dio Dios? En Gálatas 3:19-25, Pablo da una respuesta a esta...
La vida y la muerte de Cristo satisficieron los justos requisitos de la ley de Dios.