Aunque el Señor va a venir como ladrón en la noche, no sorprenderá a los que son del día y no de la noche.
En los Salmos las naciones no sólo observan la gloria de Dios en Israel sino también son invitadas a alabarlo y servirlo.
Entre el Credo de Atanasio y el Catecismo de Ginebra pasó todo un milenio, resumido en este episodio.
En su descripción y defensa de su ministerio, Pablo y sus compañeros nos dan un retrato de minstros fieles.