Preocupados por la fe de los tesalonicenses en medio de aflicciones, los misioneros enviaron a Timoteo para animarlos y para ver cómo estaban.
El primer credo declarativo acarca del cual tenemos conocimiento fue el Antiguo Credo Romano.
El Credo de los Apóstoles fue un desarrallo posterior del Antiguo Credo Romano.
Como respuesta a la amenaza del Arrianismo, el Concilio de Nicea formuló el Credo de Nicea.