Al recibir buenas noticias de los tesalonicenses, los misioneros volvieron a vivir.
La imagen de Dios no es un aspecto de Dios o del ser humano sino el ser humano mismo.
La iglesia siempre es visible pero tiene aspectos invisibles desde nuestra perspectiva.
Los cristianos pueden estar seguros de su elección y de su entrada en el reino eterno de Cristo.