Al recibir buenas noticias de los tesalonicenses, los misioneros volvieron a vivir.
Enfocándose en su misión de hacer discípulos, la iglesia capacita a los cristianos para perseguir sus vocaciones en el mundo.
En contraste con teorías subjetivas sobre la muerte de Cristo, la Biblia enfatiza que objectivamente logró la salvación de los suyos.
Otra manifestación del fruto del Espíritu es la generosidad de los cristianos hacia los maestros de la palabra de Dios.