Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para vivir la vida cristiana y tener comunión con él.
La iglesia siempre es visible pero tiene aspectos invisibles desde nuestra perspectiva.
Juan Calvino escribió una breve introducción a su teología, la cual después convirtió en el Catecismo de Ginebra.
En la santificación el Espíritu Santo hace que los creyentes mueran al pecado y vivan para el Señor.