La profecía de Hageo terminó con una promesa de restaurar el linaje del Rey David.
La Biblia es un libro enteramente humano y enteramente divino, así como es la persona de Jesuscristo.
Aunque los Evangelios mantienen un enfoque en Israel, al mismo tiempo enfatizan el propósito de Jesús de extender su salvación a todas las naciones.
Por medio de la adopción, Dios Padre nos otorga el mismo privilegio de ser hijos que Jesucristo disfruta.