La historia nos enseña lecciones importantes sobre los costos, las bendiciones y el fin de las misiones.
En la santificación el Espíritu Santo hace que los creyentes mueran al pecado y vivan para el Señor.
Dios Padre levantó a Cristo corporalmente por el poder del Espíritu Santo.
Todavía perseguidos, los tesalonicenses mostraron la evidencia de la gracia de Dios en sus vidas por medio de su fe y amor.