El primer capítulo de Jonás relata tres bajadas, tres lanzamientos y tres sustos.
Tanto la fe como el arrepentimiento son necesarios y al mismo tiempo acciones humanas y regalos de Dios.
En respuesta a la segunda queja del profeta, Dios anunció que el justo por su fe vivirá.
En su efusivo agradecimiento por la iglesia en Tesalónica, los autores describieron una iglesia digna de ser imitada.