El credo que llamamos el Niceno probablemente fue una ampliación del Credo de Nicea realizada por el Concilio de Constantinopla.
El primer capítulo de Jonás relata tres bajadas, tres lanzamientos y tres sustos.
La presencia del Espíritu Santo en el creyente transforma su manera de vivir, librándolo de andar según la carne para andar según el Espíritu.
Pedro describió el carácter, los métodos y el fin de los falsos maestros para advertirnos del peligro de volver al lodo.