Interpretada a la luz del evangelio, una antigua historia revela quiénes son los verdaderos hijos no solo de Abraham sino también de Sara.
Los estados finales de los ángeles y de los humanos son para la gloria de Dios.
Después de escuchar el plan de Dios, el profeta Habacuc se atrevió a decirle a Dios que no debía hacer eso.
Además de la justificación, los que confían en Cristo reciben la adopción como hijos, y son la descendencia de Abraham y herederos de Dios.