Como la promesa y la ley son distintas categorías y funcionan independientemente, la salvación tiene que ser o por promesa o por ley.
La profecía de Hageo terminó con una promesa de restaurar el linaje del Rey David.
Jesucristo cumplió los tres oficios del Antiguo Testamento: profeta, sacerdote y rey.
La imagen de Dios no es un aspecto de Dios o del ser humano sino el ser humano mismo.