En dos listas tenemos, por un lado, los resultados de vivir según la carne y, por el otro lado, de vivir según el Espíritu.
Siendo hijos de Dios, los creyentes en Jesucristo disfrutan tres de los mismos privilegios que el Hijo de Dios tiene ante su Padre.
En el vientre del pez, Jonás bajó una cuarta vez, y desde el fondo del már, oró al Señor, reconociendo que Dios lo había...
El pueblo afirmó su amor por Dios, y Dios afirmó su presencia en medio de ellos.