Como todos los cristianos, Pablo fue apartado por la gracia de Dios y llamado por la misma gracia. El efecto de esta elección y este llamado es una vida transformada para la gloria de Dios.
Todavía perseguidos, los tesalonicenses mostraron la evidencia de la gracia de Dios en sus vidas por medio de su fe y amor.
La justificación tiene dos aspectos: el perdón de los pecados y la imputación de la justicia de Cristo.
Aunque es cansado persistir en hacer el bien, existe la promesa de cosechar beneficio si no nos desmayamos.