Aunque fue la cosa más vergonzosa para Pablo, él frecuentemente mencionó que había sido perseguidor de la iglesia, y lo hizo para demostrar cuán grande es la gracia de Dios. Si Dios pudo salvar a Pablo, puede salvar a cualquiera.
En su efusivo agradecimiento por la iglesia en Tesalónica, los autores describieron una iglesia digna de ser imitada.
En los dos testamentos la justificación es la declaración de justicia ante la autoridad legal.
Los primeros versículos del libro de Rut describen un escenario lleno de devastación e ironía hasta que el Señor dio un rayo de esperanza.