Aunque fue la cosa más vergonzosa para Pablo, él frecuentemente mencionó que había sido perseguidor de la iglesia, y lo hizo para demostrar cuán grande es la gracia de Dios. Si Dios pudo salvar a Pablo, puede salvar a cualquiera.
Como advertencia para los falsos maestros y consuelo para los cristianos, Pedro demostró que el Señor sabe juzgar y rescatar.
Al final, el profeta dejó su queja y recordó las obras de Dios en oración.
La sexta sección de la Confesión de Fe de Westminster cubre la eclesiología (la doctrina de la iglesia, los sacramentos y la disciplina eclesiástica).