En la conclusión de su carta, Pedro nos insta a crecer en gracia y en conocimiento del Señor.
Hay apoyo en el Nuevo Testamento para la inmersión, el derramamiento y el rociamiento como modos de bautismo.
Para entender el pecado bíblicamente, tenemos que definirlo con referencia a la ley de Dios.
Como la promesa y la ley son distintas categorías y funcionan independientemente, la salvación tiene que ser o por promesa o por ley.