Ya que Dios había cumplido muchas de sus promesas a Abraham, haciendo de sus descendientes una gran nación establecida en la Tierra Prometida, el Rey David pensó que era el momento indicado para construirle a Dios una casa. Dios tuvo otros planes y mucho más grandes. Estableció un pacto con David y con sus descendiente, prométiendole un reino eterno. Aunque nunca se realizó esta promesa durante la época del Antiguo Testamento, Jesus, el Hijo de David, está cumpliendo estas promesas en una forma mucho más grande de lo esperado.
Aunque no podemos justificarnos cumpliendo la ley sino creyendo, la fe produce el amor, y el amor es el cumpliento de la ley.
La segunda de dos partes de la entrevista con Arturo Perez sobre su nuevo libro, "El problema soy yo"
Una pregunta que solo los seres humanos hacemos es: ¿qué somos nosotros? Para entendernos, el salmista primero contempla la grandeza de Dios y luego...