La sexta sección de la Confesión de Fe de Westminster cubre la eclesiología (la doctrina de la iglesia, los sacramentos y la disciplina eclesiástica).
Al final, el profeta dejó su queja y recordó las obras de Dios en oración.
Sin sutileza alguna, Pablo empezó esta carta con una fuerte reprensión, porque los Gálatas se habían desviado del único evangelio para creer otro evangelio...
La vida y la muerte de Cristo satisficieron los justos requisitos de la ley de Dios.