La iglesia en Tesalónica nació en medio de oposición, recibiendo y continuando en necesidad de la gracia y la paz de Dios.
Desde el vientre del pez, Jonás siguió orando, suplicando a Dios y haciendo un voto de agradecimiento por la salvación que es del Señor.
En los Salmos las naciones no sólo observan la gloria de Dios en Israel sino también son invitadas a alabarlo y servirlo.
Dios questionó el enojo y los valores del profeta Jonás, quien estuvo enojado por la misericordia de Dios expresada a sus enemigos.