Tanto la fe como el arrepentimiento son necesarios y al mismo tiempo acciones humanas y regalos de Dios.
El templo no pudo efectuar una limpieza adecuada sino que señaló el medio de limpieza definitiva que era por venir.
Como muchos creyentes, el profeta Habacuc preguntó sobre la maldad en su nación.
La justificación tiene dos aspectos: el perdón de los pecados y la imputación de la justicia de Cristo.