Tanto la fe como el arrepentimiento son necesarios y al mismo tiempo acciones humanas y regalos de Dios.
Los cristianos llegarán a la culminación de su salvación y llegarán perseverando en la gracia.
Nuestra confesión de fe provee la primera razón por mantener la esperanza cuando otros cristianos mueren.
Las señales del fin tienen el propósito de mantenernos siempre preparados.