Hay apoyo en el Nuevo Testamento para la inmersión, el derramamiento y el rociamiento como modos de bautismo.
Como la promesa y la ley son distintas categorías y funcionan independientemente, la salvación tiene que ser o por promesa o por ley.
Aunque es cansado persistir en hacer el bien, existe la promesa de cosechar beneficio si no nos desmayamos.
Jesucristo cumplió los tres oficios del Antiguo Testamento: profeta, sacerdote y rey.