Jesús y los escritores de del Nuevo Testamento frecuentemente citaron leyes del Antiguo Testamento y las aplicaron a los cristianos.
Pablo y sus compañeros reconocieron que la iglesia en Tesalónica imitó las iglesias en Judea al ser fieles en medio de oposición.
Aunque denuncian la maldad de las naciones, los profetas también proclamaron la eventual inclusión de las naciones en la salvación de Dios.
Mientras la Moabita Rut demostró fe y amor, su suegra israelita Noemí expresó amargura, porque consideró que Dios estaba en su contra.