Las marcas de Jesús en el cuerpo de Pablo fueron evidencias de su fe y un reto para nosotros de vivir la nuestra.
El Credo de los Apóstoles fue un desarrallo posterior del Antiguo Credo Romano.
El primer credo declarativo acarca del cual tenemos conocimiento fue el Antiguo Credo Romano.
La presencia del Espíritu Santo en el creyente transforma su manera de vivir, librándolo de andar según la carne para andar según el Espíritu.