En la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo para que nosotros fuéramos hechos también hijos de Dios por medio de la adopción.
El Credo de los Apóstoles fue un desarrallo posterior del Antiguo Credo Romano.
Como a una lámpara en un lugar oscuro, necesitamos presentar atención a las Escrituras.
La fe es el único y el apto instrumento de la justificación.