En la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo para que nosotros fuéramos hechos también hijos de Dios por medio de la adopción.
Los antecedentes de los credos declarativos fueron los interrogativos - preguntas para los que iban a ser bautizados.
Para Cristo, la resurrección fue su justificación, adopción, santificación y glorificación.
Como la promesa y la ley son distintas categorías y funcionan independientemente, la salvación tiene que ser o por promesa o por ley.