En respuesta a la tercera amenaza al bienestar de la iglesia, los autores instaron a los tesalonicenses a trabajar diligentemente y a confiar en Cristo.
Dios prometió que la gloria posterior de su templo sería mayor que su gloria pasada.
Como hijos del día, tenemos que vivir en una forma alerta y sobria, armados de fe, amor y esperanza.
Como muchos creyentes, el profeta Habacuc preguntó sobre la maldad en su nación.